
Fotografía: ©Ivan Recalde Correa
Los Misak o grupos guambianos amerindios del sur de Colombia, reunidos en 1978 durante “La Primera Asamblea del Pueblo Guambiano” gritaron juntos: “ibe namuyguen y nimmerea” (En español: “Esto es nuestro y para ustedes también”) su máximo manifiesto y una frase que bien podría resumir la filosofía de todos los movimientos políticos de minorías étnicas en el país.
Valga aclarar que no son muchos los movimientos sociales y políticos legalmente reconocidos por la Registraduría Nacional del Estado Civil. El Movimiento Alianza Social Indígena (ASI), las Autoridades Indígenas de Colombia, El Movimiento Alianza Social Afrocolombiana (ASA) y el Movimiento Social Afrocolombiano (AFRO) y Opción Verde son los únicos con personería jurídica vigente de acuerdo a la resolución 1057 del 13 de julio de 2006, que disminuyó la cantidad de partidos y movimientos políticos en Colombia.
Estos movimientos políticos que nacen desde las minorías sociales tienen una característica en general: Su ideal de inclusión. El Movimiento Social Afrocolombiano declara que “por primera vez en la historia de nuestro país, se le da la posibilidad a ciudadanos afrocolombianos de dirigir un movimiento político nacional con personería jurídica y de direccionar a cada uno de los electos con políticas claras y reales de inclusión social a los ciudadanos que no han tenido oportunidades”.
Y es que la principal razón de ser de sus políticas y sus fundamentos radica en la falta de oportunidades que las minorías étnicas han tenido dentro de las estructuras políticas tradicionales. El boom de estos movimientos se dio durante la presidencia del militar Gustavo Rojas Pinilla, quien no pertenecía ninguno de los partidos políticos tradicionales y se tomó el poder colombiano en el año de 1953 por medio de un Golpe de Estado. Durante esta presidencia amplios sectores sociales vieron la posibilidad de una nueva representación -dado el carácter populista de ese gobierno- y se empiezan a incentivar los movimientos sindicales, obreros, sociales y étnicos.
A lo largo del Frente Nacional, y aunque no tenían la oportunidad de participar activamente en la política, los movimientos siguieron conformándose y cada vez eran más sólidas las bases bajo las que se cimentaban.
Actualmente, estos movimientos políticos se han convertido en opciones posibles de gobierno, con un poder de decisión mucho más fuerte y ocupando importantes cargos públicos. Las principales razones para que esto sucediera las explica la Alianza Social Indígena dentro de su perfil político, argumentando que “la crisis de la izquierda y los partidos tradicionales, así como el resquebrajamientos de los valores tradicionales de la sociedad colombiana agudizados por la irrupción del narcotráfico, el terrorismo, el paramilitarismo, el sicariato, traen como consecuencia la pérdida de confianza y crisis de legitimidad de los partidos tradicionales y de izquierda”.
Por esto, los movimientos políticos de minorías proponen opciones más humanitarias, que rescaten los valores del hombre y en donde la unidad, basada en un modelo pluriétnico y multicultural, como se plasma en la constitución, sea el modelo alternativo de un nuevo poder que, no es tan nuevo, pero sólo hasta ahora está siendo escuchado.