Edición del 16 de abril de 1945. Imagen del Periódico El Colombiano, Medellín (Colombia) sobre los últimos días de la batalla en Alemania, durante la Segunda Guerra Mundial.
Capítulo Dos: Ofensiva Total sobre Berlín
Berlín, 15 de abril de 1945; la ciudad ad portas de estar sitiada completamente. Las tropas soviéticas están a cerca de 37 kilómetros de Berlín. La defensa alemana es fanática, el discurso de la guerra total de Goebbels, ministro de propaganda del Tercer Reich, dos años antes, invitaba a que todos los ciudadanos alemanes aptos para la guerra se movilizaran y lograran la Victoria para su Nación . Muchos alemanes tenían clara su participación en la guerra: sacrificar sus vidas por su nación; otros preferían esconderse y proteger lo más importante para ellos, más importante que su misma patria, la familia.
Las tropas aliadas caminaban a un paso más lento e inseguro. La más cercana era una columna norteamericana que cruzó el río Elba, aún lejos de la capital alemana y que sufría de constantes bajas en su recorrido.
Sin embargo, los bombardeos aéreos contra la capital y diferentes lugares de toda Alemania eran una constante. La nación que hace tres años era temida por su poder militar y su sinnúmero de batallas ganadas, ahora intentaba defenderse con todo lo que podía. La invasión a la URSS le había costado caro a Hitler.
El Führer demandaba a sus comandantes del Werhmacht (Fuerzas Armadas Alemanas) tareas casi imposibles y contraataques desesperados que llevaban condenaban a la muerte a cada uno de los soldados. Muchos de los comandantes del Ejército alemán preferían evitar la muerte infructuosa de sus soldados y se entregaban a sus contendientes. Las SS (Schutzstaffel-Escuadrón de defensa) seguían completamente fieles a las órdenes del líder Nazi y daban todo por salir triunfantes, una utopía ya para las condiciones de Alemania.
La Batalla en Berlín aún no comenzaba; poco a poco se avizoraba la caída del régimen nacionalsocialista.
Berlín, 15 de abril de 1945; la ciudad ad portas de estar sitiada completamente. Las tropas soviéticas están a cerca de 37 kilómetros de Berlín. La defensa alemana es fanática, el discurso de la guerra total de Goebbels, ministro de propaganda del Tercer Reich, dos años antes, invitaba a que todos los ciudadanos alemanes aptos para la guerra se movilizaran y lograran la Victoria para su Nación . Muchos alemanes tenían clara su participación en la guerra: sacrificar sus vidas por su nación; otros preferían esconderse y proteger lo más importante para ellos, más importante que su misma patria, la familia.
Las tropas aliadas caminaban a un paso más lento e inseguro. La más cercana era una columna norteamericana que cruzó el río Elba, aún lejos de la capital alemana y que sufría de constantes bajas en su recorrido.
Sin embargo, los bombardeos aéreos contra la capital y diferentes lugares de toda Alemania eran una constante. La nación que hace tres años era temida por su poder militar y su sinnúmero de batallas ganadas, ahora intentaba defenderse con todo lo que podía. La invasión a la URSS le había costado caro a Hitler.
El Führer demandaba a sus comandantes del Werhmacht (Fuerzas Armadas Alemanas) tareas casi imposibles y contraataques desesperados que llevaban condenaban a la muerte a cada uno de los soldados. Muchos de los comandantes del Ejército alemán preferían evitar la muerte infructuosa de sus soldados y se entregaban a sus contendientes. Las SS (Schutzstaffel-Escuadrón de defensa) seguían completamente fieles a las órdenes del líder Nazi y daban todo por salir triunfantes, una utopía ya para las condiciones de Alemania.
La Batalla en Berlín aún no comenzaba; poco a poco se avizoraba la caída del régimen nacionalsocialista.
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