Después de conocerse la sentencia de la Corte Suprema de Justicia peruana por el caso del ex presidente Alberto Fujimori, declarado culpable de los delitos de secuestro por la retención extrajudicial al periodista Gustavo Gorriti y el empresario Samuel Dyer y homicidio y lesiones graves por las matanzas de Barrios Altos en 1991 y de Cantuta en 1992 -valga aclarar que es la primera condena que se dicta a un Presidente elegido democráticamente por delitos de lesa humanidad en Latinoamérica-, resulta importante hacer un recuento de su gobierno, de tinte autoritario y muy parecido al que Álvaro Uribe Vélez mantiene en Colombia.
El gobierno de Alberto Fujimori en Perú se destacó por dos cuestiones esenciales: Impulsó la macroeconomía del país y combatió duramente a los grupos insurgentes de ese país, no siempre bajo el cumplimiento de la ley.
Para 1992, y luego de que el Congreso no le adjudicara poderes a Fujimori para legislar sin fiscalización, el poder ejecutivo decide disolver el congreso y declarar las bases para un Gobierno de Emergencia y Reconstrucción Nacional. Esta situación le otorgó poderes autoritarios a Fujimori y a su aliado más importante Vladimiro Montesinos.
Ese mismo año se convoca a elecciones para el Congreso Constituyente Democrático, pero, bajo la condición de empezar a legislar inmediatamente después de que el pueblo peruano se pronunciara a favor o en contra de un referendo para redactar una nueva constitución.
El referendo fue aprobado por el 54.24% de los votos y en 1993 se redactaría la nueva carta constitucional que actualmente rige al Perú y que se criticó en su momento por otorgarle poderes superiores al ejecutivo sobre el legislativo.
Alberto Fujimori pudo presentarse de nuevo a la presidencia en 1995 y logró quedarse de nuevo con el cargo de primer mandatario tras obtener el 64% de los votos.
En este segundo mandato el gobierno Fujimori vivió una grave situación cuando 600 personas fueron retenidas por el Movimiento Revolucionario Tupac Amaru en diciembre de 1996. Por medio de un miembro de la Iglesia Católica se logró la liberación de la mayoría de personas retenidas, quedando aún en poder del grupo insurgente 72 personas. Cinco meses más tarde se lograría la liberación de todos los retenidos, excepto uno que murió en cautiverio, durante la operación militar conocida como Chavín de Huántar, que fue utilizada por el gobierno para acrecentar su popularidad en una época en la que se empezaba a especular sobre la corrupción del ejecutivo.
También, Fujimori con la ayuda de su aliado Montesinos –al que se le culpa de todas las acciones oscuras– orquestaron una campaña de control a los medios de comunicación para que fueran abiertamente favorables al régimen bajo la amenaza de cerrarlos en caso de que no cumpliesen con sus objetivos. Algunos de los periodistas más críticos como César Hildebrandt, fueron despedidos de los medios para los que trabajaban y posteriormente amenazados.
Poco a poco se descubrían numerosos casos de corrupción del gobierno y la impopularidad empezó a aflorar. Sin embargo, en el año 2000 Fujimori se vuelve a presentar como candidato y gana las elecciones a su contradictor Alejandro Toledo, quien se niega a presentarse a una segunda vuelta e invita a sus seguidores a votar en blanco, opción que alcanzó el 17% de la votación en los comicios.
Pero, pocas semanas después se filtran a los medios de comunicación del Perú los denominados ‘Vladivideos’, grabaciones ocultas hechas por el mismo Vladimiro Montesinos durante conversaciones en las que soborna a lideres de diversos partidos políticos para que apoyaran a Fujimori.
Esta situación desata un escándalo político que provoca el despido de Montesinos y su posterior asilo, bajo las especulaciones de que Fujimori le había dado 15 millones de dólares como remuneración por sus servicios.
En un ambiente caldeado políticamente, Alberto Fujimori va como Presidente del Perú a la reunión del APEC, en Brunéi, Asia, pero después de la reunión viaja a Japón y mediante un fax renuncia a la presidencia de su país, bajo el argumento de no tener garantías para su integridad física luego de las denuncias por corrupción que se adelantaban en contra de su gobierno.
El Estado japonés protegió a Fujimori, haciendo caso omiso al pedido de extradición del Estado peruano, hasta que el ex presidente viaja a Chile, donde es capturado por orden de un ministro de la Corte Suprema de ese país el 7 de septiembre de 2005.
Alberto Fujimori estuvo retenido en Chile hasta el 22 de septiembre de 2007 y pasa a manos de la justicia peruana que lo condena por los crímenes de lesa humanidad cometidos durante su gobierno. Una condena que tiene mucho de simbólica, pues demuestra a los presidentes que durante sus mandatos han convivido bajo la sombra de los asesinatos extrajudiciales y los abusos del poder que la justicia llega también para ellos.
Para ver la noticia de la condena a Alberto Fujimori, visite la página web: www.lafuerzainformativa.com
Un recuento valioso y oportuno. Me parece que no hay mención a la captura de Abimael Guzmán, el líder de Sendero Luminoso, hecho que también sucedió en el gobierno de Fujimori y que aumentó su popularidad en Perú. Importante esta reseña por lo actual y por el precedente que deja en América Latina.
ResponderEliminarMe pregunto cuando veremos a Alvarito pagando sus errores...
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